Cultura
La cultura de Venezuela es un crisol que integra fundamentalmente a tres familias distintas: la indígena, la africana y la española. Las dos primeras a su vez tenían culturas diferenciadas según las tribus. La transculturación y la asimilación, propias de un sincretismo cultural, condicionaron para llegar a la cultura venezolana actual, similar en muchos aspectos al resto de América Latina, aunque el medio natural hace que haya diferencias importantes. La influencia indígena se limita a algunas palabras del léxico y a la gastronomía.
La influencia africana del mismo modo, además de instrumentos musicales como el tambor. La influencia española fue más importante y en particular provino de las regiones de Andalucía y Extremadura, lugares de origen la mayoría de colonos en la zona del Caribe durante la época colonial. Como ejemplo de ello se pueden mencionar las edificaciones, parte de la música, la religión católica y el idioma. Una influencia evidente española son las corridas de toros y ciertos rasgos de la gastronomía. Venezuela también se enriqueció por otras corrientes de origen antillano y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa. En etapa más reciente, en las grandes ciudades y las regiones petrolíferas irrumpieron manifestaciones de origen estadounidense y de la nueva inmigración de origen español, italiano y portugués, aumentando el ya complejo mosaico cultural. Así por ejemplo de Estados Unidos llega la influencia del gusto por el béisbol y las construcciones arquitectónicas actuales.
Literatura
La literatura venezolana comenzó a desarrollarse a partir de la época colonial, con alocuciones a las nuevas tierras y sus pobladores originarios. Las crónicas y varios estilos de poesía fueron las principales manifestaciones literarias durante el siglo XVIII. En este primer período se destaca la figura de Andrés Bello, poeta, filólogo, gramático y educador de renombre universal. Bello desarrolló obras como Alocución a la Poesía (1823) y Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida (1826), las cuales fueron precursoras de la temática americanista que se desarrollaría tiempo después en otras zonas del continente. Simón Rodríguez representa un ejemplo más de renombre en todo el continente, con obras como Sociedades Americanas (1828), Defensa de Bolívar (1830), Observaciones sobre el terreno de Vincocaya (1830), y Luces y virtudes sociales (1834).
La entrada al siglo XIX y la Independencia vieron el nacimiento de una refinada literatura política, incluyendo la autobiografía de Francisco de Miranda y las cartas de Bolívar, así como una oratoria de gran belleza retórica y estilística que permearía los escritos de los más diversos próceres del proceso emancipador. Luego de la Independencia, la literatura venezolana comenzó a diversificarse, pero apenas comenzó a evolucionar rápidamente en la época de Guzmán Blanco. Destaca en esta época el poeta Rafael María Baralt, primer latinoamericano en ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua Española.
El romanticismo, primer género literario de importancia en Venezuela, se desarrolló a mediados de ese período, destacándose dentro de este movimiento figuras como Juan Antonio Pérez Bonalde y Eduardo Blanco. A finales del siglo XIX tuvo lugar el modernismo y a comienzos del XX ocurrió la aparición del vanguardismo. El costumbrismo, de raíces romanticistas, arraigó profundamente en Venezuela de la mano de autores como Nicanor Bolet Peraza, Daniel Mendoza y Fermín Toro.
A partir de 1880 comienza a perfilarse en Venezuela un movimiento y tradición literaria de más amplia ambición.[162] Cecilio Acosta y Arístides Rojas, entre otros, señalaron la transición hacia nuevas posiciones intelectuales y creadoras. En el campo del modernismo se destacaron Manuel Díaz Rodríguez y Luis Urbaneja Achelpohl, entre otros.
El año de 1910 suele tomarse como punto de partida de nuevas experiencias estéticas que reaccionan en contra del modernismo e intentan escribir acerca de la vida común, de manera que se perfila una nueva expresión literaria de carácter realista, en la que reaparecen viejas esencias del costumbrismo. En este momento de la trayectoria de la novela venezolana son relevantes los nombres de José Rafael Pocaterra (Memorias de un venezolano de la decadencia), Teresa de la Parra (Ifigenia) y la gran figura de Rómulo Gallegos, quien fundó la escuela del Realismo mágico latinoamericano, con obras como Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934), y Canaima (1935). Otros autores venezolanos reconocidos son Andrés Eloy Blanco, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Mariano Picón Salas, Guillermo Meneses, Adriano González León, Antonia Palacios, José Antonio Ramos Sucre, Salvador Garmendia, Francisco Lazo Martí, Rafael Cadenas, José Ignacio Cabrujas, y Víctor Bravo, entre otros.
Como parte del quehacer literario, en Venezuela se organiza, bianualmente, el Premio Rómulo Gallegos a la novela más sobresaliente del mundo hispanohablante, galargón considerado por muchos como el premio literario más importante de Hispanoamérica.
Música
La música venezolana se caracteriza por mezclar elementos españoles y africanos, típico de ser perteneciente a un pueblo predominantemente mestizo. El género más representativo del país es la música llanera, que utiliza los instrumentos como el cuatro, el arpa, las maracas, la bandola y los capachos. Este ritmo ha llegado a consagrarse como la música de identidad nacional, hasta el punto que se le da la denominación en el exterior a los venezolanos como llaneros. Este género tuvo su origen en la región hoy comprendida en los estados Apure, Barinas, Guárico, Cojedes y Portuguesa, donde se cultiva con asinuidad.
Otro género de gran significación cultural es la gaita, original del Zulia —aunque tiene variantes en el oriente del país—. Hoy en día es un género que se relaciona con la Navidad en toda Venezuela. Entre los exponentes de la gaita zuliana destaca el respeto reverencial a Ricardo Aguirre, quien compuso el que es considerado el himno del género, La Grey Zuliana.
El vals venezolano goza también de reconocimiento, y fue desarrollado sobre todo por grandes maestros de la guitarra como Antonio Lauro y Alirio Díaz. Aunque es un derivado del vals europeo, está nutrido de las características musicales típicas del país, siendo ejecutado con los instrumentos clásicos de la música llanera, incluyendo la guitarra, el tiple, el piano y el clarinete. Tiene sus raíces en la región centro-occidental del país y en la región andina, donde se usan el violín y la mandolina.
El gusto musical del venezolano es muy distinto al de los países sudamericanos, sólo con Colombia tienen algunos gustos en común como el vallenato en la costa y la música llanera, por ser fronterizos. El mismo es netamente caribeño: la salsa y el merengue es música para escuchar y no sólo para bailar, como en otros países. También el reggaeton y el heavy metal son géneros que gozan de gran popularidad en la juventud.
El baile más representativo de la nación venezolana es el joropo. Posee un movimiento rápido a ritmo ternario, que incluye un vistoso zapateado y una leve referencia al vals europeo, por lo que representa la más genuina forma expresiva entre las manifestaciones de la música colonial.
Dada la influencia y cercanía de los países angloamericanos, también se produce hip hop, reggae y ska, así como varios géneros de rock y pop, los cuales se escuchan sobre todo entre las comunidades juveniles de las grandes urbes. Igualmente, la música electrónica hecha en Venezuela viene gozando de mayor reconocimiento internacional.[166] Las agrupaciones de música moderna más renombradas han sido Zapato 3, Sentimiento Muerto, Caramelos de Cianuro, Los Amigos Invisibles, Desorden Público y Malanga, entre otros.
Venezuela es cuna de famosos músicos y cantantes, entre los que se destacan especialmente Ricardo Montaner, Ilan Chester, María Conchita Alonso, Italo Pizzolante, Franco de Vita, Alfredo Sadel, José Luis Rodríguez "El Puma", Óscar D'León, Felipe Pirela, Kiara, Karina, Jeremías, Rudy La Scala, Yordano, Melissa, Paul Gillman y Mayré Martínez, y de artistas de música llanera como Reynaldo Armas, Luis Silva y Rummy Olivo, entre muchos otros. Pero de entre todos los exponentes de la música venezolana, el más celebrado es Simón Díaz, cuyo culto e interpretación de la música llanera, aunado a su personalidad, le ha valido el ser considerado como el folclorista venezolano más importante de todos los tiempos. Su tonada Caballo Viejo ha sido muy versionada y traducida a varios idiomas en todo el mundo. En 2008 Díaz recibió un Premio Grammy Honorífico de manos del Consejo Directivo de la Academia Latinoamericana de la Grabación.
Otros músicos de gran renombre son Antonio Lauro, Alirio Díaz y Rodrigo Riera, que se destacaron como guitarristas, y compositores como José Ángel Lamas, Reynaldo Hahn y Aldemaro Romero en la música clásica. En este campo Venezuela se ha destacado en los últimos años por realizar extraordinarias presentaciones en escenarios europeos a cargo de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, siendo ovacionada por los públicos más exigentes de Europa y que se ha ganado cierta fama a nivel internacional, y se ha posesionado como una de las mejores orquestas del mundo junto a su director Gustavo Dudamel quien actualmente también dirige a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.
Artes plásticas
La pintura y la escultura venezolanas han sido tradicionalmente influenciadas por el tema histórico y el proceso político vivido por el país en su Independencia. Muchas pinturas y esculturas decimonónicas a menudo se presentan como representaciones de momentos clave de la historia, hechos heroicos, y alegorías de la nación. Quienes destacaron en esta fase fueron Juan Lovera, Arturo Michelena, Martín Tovar y Tovar, Tito Salas, entre otros. No obstante, la pintura romántica tuvo su mayor exponente en Cristóbal Rojas, quien se apartó mayormente de esos temas generalizados.
Entre quienes han contribuido sobremanera al arte cinético han sido Carlos Cruz-Díez, Jesús Soto y Juvenal Ravelo. Esta tendencia en particular se ha hecho muy popular en el país, y existen obras de este tipo en varias instituciones culturales, e incluso en autopistas, en el Metro y en aeropuertos como el de Maiquetía. El abstraccionismo y el simbolismo tuvieron uno de sus más grandes desarrolladores en Armando Reverón, cuya obra comienza a ser redescubierta y reconocida internacionalmente. En el abstraccionismo y el cinetismo también destacó Alejandro Otero, mientras que el realismo social estuvo ligado a la labor de César Rengifo. Grandes paisajistas han sido Manuel Cabré, Luis Álvarez de Lugo, entre otros, destacándose en la pintura del cerro El Ávila. Otro nombre es Pedro León Zapata, reconocido por ser un célebre caricaturista.
En la escultura sobresalen Francisco Narváez, Alejandro Colina, Gertrud Goldschmidt, Lía Bermúdez, entre otros. En el país también han tenido especial cabida las actividades y creaciones en el campo del diseño gráfico.
Artesanía
La historia de las artesanías y los artesanos no puede desprenderse de antecedentes que se remontan a más de 14.000 años, cuando los primeros pobladores amerindios habitaban el actual territorio de Venezuela. Éstos desarrollaron técnicas propias de sociedades cazadoras-recolectoras para la talla de piedras y maderas, con el fin de crear objetos que favorecieran su interacción con el medio ambiente y el aprovechamiento de sus recursos.
Tiempo después cuando se adquirieron los conocimientos que les permitían el tratamiento de otros recursos naturales, como la arcilla, logran plasmar parte de su mundo y cosmogonía sobre la tierra modelada y cocina. Los primeros vestigios cerámicos provienen del Orinoco medio, de las tradiciones culturales conocidas como Saladoide y Barrancoide. Los tejidos y la cestería fueron utilizados de manera utilitaria y en fiestas sagradas. En los cementerios indígenas de Quíbor se han hallado restos de enteras tramadas que servían de soporte a los cadáveres. Tales cestas eran utilizadas como urnas en donde se colocaban partes del esqueleto ya seco para ser depositado en otros espacios como enterramientos secundarios. Algunos fragmentos arqueológicos de cerámica muestran impresiones de cestería que hacen pensar que ciertos tramados fungían como soporte de grandes ollas o platos, mientras la piezas eran decoradas o terminadas antes de ser quemadas. Muchas de las técnicas practicadas en las artesanías actuales tuvieron su nacimiento en este período histórico.
Arquitectura
Las labores arquitectónicas en el país pueden remontarse hacia el año 1000 a. C., cuando los primeros pobladores efectúan movimientos de tierra con miras al desarrollo agrario, dominando también el manejo de la piedra para edificaciones destinadas al almacenamiento. La arquitectura indígena posterior se desarrolló en espacios acuáticos y selváticos, teniendo sus ejemplos más representativos en los palafitos, los shabonos y las churuatas (chozas) de interés colectivo, caracterizadas por una punta cónica y de estructura circular. Éstas últimas son, hasta nuestros días, las de mayor proliferación en el país, tienen una especificidad de acuerdo a cada etnia indígena y se han convertido en un ícono de la cultura venezolana.
Con el establecimiento de la Colonia, se alcanza una arquitectura caracterizada más que todo por la sobriedad y sencillez. Dada la poca percepción de geología económica que se le dio en un inicio a la entonces provincia, se decantó por el ahorro en los recursos destinados para la construcción, lo que determinó una marcada modestia en las edificaciones de esta fase. Las casas de bahareque y adobe, con grandes ventanas, y levantadas en torno a frondosos patios y zaguanes, proliferaron hasta convertirse en las más comunes para la época. La vivienda popular se nota sin muchas ostentaciones, y la arquitectura religiosa también se mantuvo apegada a ese espíritu, el cual se prolongó durante todo el siglo XIX. Sin embargo, los pintorescos y vivos colores con los cuales se engalanan las paredes exteriores de las viviendas son característicos de la arquitectura colonial del país, particularmente en las ciudades más cálidas, como Coro y Maracaibo.
El siglo XX se caracterizó más por su desarrollo urbanístico tendiente a la modernización. El neobarroco y la influencia morisca se evidenciaron en la edificación del Teatro Nacional y el Nuevo Circo, de la mano de arquitectos notables como Alejandro Chataing. Construcciones como el Teatro Teresa Carreño y las Torres del Centro Simón Bolívar, así como la Reurbanización El Silencio y la Ciudad Universitaria de Caracas (realizadas por Carlos Raúl Villanueva), revelan el impulso que se le dio a la arquitectura modernista en el país, ya a mediados de siglo.
También destacan los imponentes rascacielos en la capital construidos durante la bonanza petrolera, sobresaliendo las Torres de Parque Central, las más altas de Sudamérica.
Gastronomía
Como parte integral de la cultura venezolana, las artes culinarias del país también se caracterizan por ser una simbiosis entre elementos indígenas y europeos. Emplean mayormente cereales —destacando entre ellos el maíz—, animales cazados, fauna marina, verduras y productos lácteos como el queso. Se consideran como platos nacionales a la hallaca —una masa de harina de maíz rellena de varios ingredientes y envuelta en hojas de plátano para ser hervida posteriormente, preparada en época navideña—, al pabellón criollo —compuesto por arroz, carne mechada, caraotas negras (frijol), tajadas y en ocasiones huevo frito—, y a la arepa —torta circular de harina de maíz, de preparación sujeta tanto a la región donde se cocine como al gusto del consumidor. La arepa, que se cocina en budares, ha sido asimilada a la cocina colombiana, hasta el punto de creerse erróneamente que es su lugar de origen.
Aunque posee estos rasgos de manera universal, la gastronomía venezolana es tan variable y diversa como el territorio mismo. En la región capital del país se nota mayor diversidad por tratarse de un punto de confluencia, ya que es el centro de las zonas productivas, y donde se recibe mayor influencia española, italiana y otras europeas. En la región oriental, por ser área caribeña, predomina una cocina a base de pescados, langostas y mariscos con pasta o arroz, revelándose también la influencia de comidas marítimas europeas. En los Llanos es bien conocido el consumo de carne de res y de animales cazados, y también su gran producción de queso y productos lácteos. Zulia, el occidente del país y Guayana no se distancian mucho de esos mismos rasgos, diferenciándose en la carne de chivo, cabra y conejo, quesos como el palmita en los dos primeros, y en la presencia de maíz en esa última región, donde se producen quesos como el guayanés, de mano y otros. En los Andes hay una orientación más europea, donde se consumen más verduras y tubérculos, trigo, carne de oveja, trucha cultivada y productos lácteos.
La cocina venezolana posee otros platos muy conocidos como las cachapas, el chivo en coco, la Reina Pepiada, carne en vara, el asado negro, la parrilla criolla, sopa de mondongo, pizca andina y bollos pelones entre otros. Los tequeños son el tipo de snack más apreciado en el país, y también es muy extensa la preparación de empanadas. De aporte foráneo se encuentran la fabada y el pasticho. Entre las bebidas más difundidas están la chicha venezolana y el papelón con limón. La cerveza es la bebida alcohólica de mayor consumo, produciéndose también el Ponche Crema. Los rones venezolanos son de gran tradición y figuran entre los mejores del mundo, mientras que la producción nacional de vino es cada vez más creciente.
Símbolos nacionales
En Venezuela, además de reconocerse a la bandera, el himno y el escudo, como símbolos nacionales, se han nombrado otros elementos típicos de la flora y fauna nacional como símbolos de la nación.[179] A saber:
• La orquídea (Cattleya mossiae) fue declarada flor nacional el 23 de mayo de 1951. La especie mossiae fue descubierta en Venezuela en la década de 1830.
• El araguaney (Tabebuia chrysantha) es el árbol nacional desde el 29 de mayo de 1948. Su nombre se compone de un vocablo de origen indígena y de la combinación de vocablos griegos que significan flor de oro, en alusión al color amarillo.
• El turpial (Icterus icterus) es el ave nacional desde el 23 de mayo de 1958. Es un pájaro de unos 24 centímetros de envergadura, que se distingue por su colorido amarillo-naranja en todo el cuerpo, excepto la cabeza y las alas, que son negras con partes blancas, y una mancha azul alrededor de los ojos.
• El Alma Llanera es un joropo cuya música fue compuesta por Pedro Elías Gutiérrez basada en un texto de Rafael Bolívar Coronado. Es considerada como el segundo himno nacional de Venezuela. Fue estrenada en el Teatro Municipal de Caracas el 19 de septiembre de 1914.
Cine y teatro
El cine venezolano inició su producción en 1896, apenas un año después que la primera producción de los hermanos Lumière en Francia. Se caracteriza por una producción escasa e irregular, aunque vivió una época dorada en las décadas de 1970 y 1980 con realizadores como Mauricio Walerstein, Clemente de la Cerda y Román Chalbaud éste último autor de la película considerada por muchos la mejor exponente del cine venezolano: El pez que fuma (1977). En la actualidad los directores más representativos son Fina Torres, Elia Schneider, Alberto Arvelo, José Ramón Novoa y Diego Rísquez. El ente rector es el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía.
Por su parte, las manifestaciones teatrales venezolanas están poco documentadas durante el periodo pre-colombino, en parte a la visión eurocéntrica del mundo y al poco desarrollo de las tribus indígenas locales, frente a los aztecas, mayas e incas. No obstante, el teatro cumplía una función importante en cuanto a la difusión de la identidad de la tribu, desarrollándose más en los Andes venezolanos, donde era utilizado con un fin educativo y religioso. La profesionalización del teatro llegaría durante la Colonia, hacia el siglo XVII. Se ha dicho que el teatro venezolano moderno ha sido influenciado en gran parte por las piezas de Tennessee Williams, más que todo por su tratamiento de la problemática del ser humano, y masificado a través de la llamada Santísima Trinidad del teatro venezolano: José Ignacio Cabrujas, Isaac Chocrón y Román Chalbaud. Su actividad es profusa y busca enriquecerse con obras universales y nuevas técnicas escénicas. Existen numerosos grupos teatrales como la Compañía Nacional de Teatro, el Rajatabla, el Theja, la Cátedra Venezolana de la Escena. Otros dramaturgos venezolanos de gran renombre han sido Levy Rossell, Ugo Ulive, Rodolfo Santana, Edilio Peña y Mariela Romero.
Deporte
Los orígenes del deporte en Venezuela se rastrean en la época colonial, cuando en la segunda mitad del siglo XVI se introduce el ganado en el país. Ello daría origen al coleo, un deporte ecuestre que consiste en derribar a un toro por la cola, surgido de las faenas agropecuarias en los llanos. De igual fecha se cuentan a las bolas criollas, juego similar a la boccia y a la petanca. Ésta última modalidad fue introducida por monjes españoles en ese mismo período histórico, pero su popularidad crecería ya en el siglo XX. Ambas prácticas son de mucha tradición en el país. También son autóctonas algunas artes marciales como el garrote tocuyano y el combate de sumisión karive.
Aunque éstos podrían ser tenidos como deportes nacionales, el béisbol se evidencia como el más popular. En esta área Venezuela ha destacado notablemente, llevándose siete títulos de la Serie del Caribe, y ha sido medallista de Oro de la Copa Mundial de Béisbol en tres ocasiones. La Liga Venezolana de Béisbol Profesional, fundada en 1945, es la que organiza la principal competición anual en la materia, contando con ocho equipos. Además, es el segundo país exportador de beisbolistas, superado sólo por República Dominicana. En el 2008, un total de 729 beisbolistas venezolanos poseían un contrato en el béisbol extranjero. Para el país tiene mucha importancia seguir la carrera deportiva de los venezolanos en la liga estadounidense de Béisbol.
El fútbol ha visto aumentada su popularidad en años recientes, siendo el segundo deporte con mayor popularidad en el país. El incremento de las victorias y de la calidad de juego de la selección de fútbol de Venezuela desde 2001 ha estimulado el desarrollo en esta disciplina, así como la atracción de los fanáticos. Venezuela organizó por primera vez una Copa América en su 42° edición del 2007, aunque su mejor participación torneo haya sido el quinto lugar en 1967. El mayor logro de un combinado nacional de fútbol fue el tercer puesto en el Campeonato Sudamericano Sub-20 de 1954 y la primera clasificación a la Copa Mundial de Fútbol Sub-20 de 2009. En el 2008 se conocieron de 163 futbolistas venezolanos participando en clubes extranjeros.
En su variación de fútbol sala, Venezuela ha cosechado una importante trayectoria, titulándose campeona en la Copa Mundial de Futsal FIFUSA/AMF 1997.
El baloncesto también tiene amplia afición. Su actividad se reparte en la Liga Profesional de Baloncesto y la Liga Nacional de Baloncesto. La mayor hazaña del baloncesto venezolano hasta los momentos ha sido la medalla de plata en el Torneo de las Américas de Portland 1992.
En los deportes a motor, el venezolano más destacado ha sido Johnny Cecotto. Se convirtió en el campeón mundial más joven en la historia del motociclismo al ganar el Gran Pemio de Francia en 350cc, agregando el Campeonato Mundial de 750cc a sus títulos. En esta disciplina también destaca Carlos Lavado, dos veces campeón en 250cc. Por otra parte, en los deportes individuales el más destacado en Venezuela es el boxeo, con una amplia fanaticada. El país ha proyectado a grandes pugilistas a nivel internacional, y es seguido con interés por los venezolanos.
Venezuela ha participado en 16 Juegos Olímpicos, en lo que ha cosechado dos medallas de oro (México 1968, Barcelona 1992), dos de plata (Montreal 1976, Moscú 1980) y ocho de bronce (Helsinki 1952, Roma 1960, México 1968, Montreal 1976, Moscú 1980, Los Ángeles 1984, Atenas 2004 y Pekín 2008). Hizo su mejor participación en México 1968 al quedar en el puesto 29º del medallero. Ha destacado históricamente en deportes como boxeo, halterofilia, ciclismo y taekwondo.
En los Juegos Bolivarianos, Venezuela es primera en el medallero histórico con 3.263 medallas ganadas, al haber alcanzado 1.401 medallas de oro, 1.055 de plata y 807 medallas de bronce. Por otra parte, en los Juegos Panamericanos, Venezuela se sitúa en el puesto 7º delante de Colombia, al cosechar 73 medallas de oro, 156 de plata y 224 de bronce, para alcanzar 453 medallas obtenidas. Fue sede de los Juegos Panamericanos de 1983.
También se practica el rugby desde la década de 1950, introducido en el país por parte de trabajadores petroleros de origen británico. Hoy en día es muy popular a nivel universitario.
Johan Mendoza
C.I. 19.501.216
Seccion 1 EES
Johan Mendoza
C.I. 19.501.216
Seccion 1 EES
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